viernes, 11 de abril de 2014

bruja y hechiceras

Brujería

Brujería es el grupo de creencias, conocimientos prácticos y actividades atribuidos a ciertas personas llamadas brujas (existe también la forma masculina, brujos, aunque es menos frecuente) que están supuestamente dotadas de ciertas habilidades mágicas que emplean con la finalidad de dañar.1
La creencia en la brujería es común en numerosas culturas desde la más remota antigüedad, y las interpretaciones del fenómeno varían significativamente de una cultura a otra. En el Occidente cristiano, la brujería se ha relacionado frecuentemente con la creencia en el Diablo, especialmente durante la Edad Moderna, en que se desató en Europa una obsesión por la brujería que desembocó en numerosos procesos y ejecuciones de brujas (lo que se denomina «caza de brujas»). Algunas teorías2 relacionan la brujería europea con antiguas religiones paganas de la fertilidad, aunque ninguna de ellas ha podido ser demostrada. Las brujas tienen una gran importancia en el folclore de muchas culturas, y forman parte de la cultura popular.
Si bien este es el concepto más frecuente del término «bruja», desde el siglo XX el término ha sido reivindicado por sectas ocultistas y religiones neopaganas, como la Wicca, para designar a todas aquellas personas que practican cierto tipo de magia, sea esta maléfica (magia negra) o benéfica (magia blanca), o bien a los adeptos de una determinada religión.
Un uso más extenso del término se emplea para designar, en determinadas sociedades, a los magos o chamanes.

La «bruja»

La palabra española «bruja» es de etimología dudosa, posiblemente prerromana, del mismo origen que el portugués y gallego bruxa y el catalán bruixa. La primera aparición documentada de la palabra, en su forma bruxa, data de finales del siglo XIII. En 1396 se encuentra la palabra broxa, en aragonés, en las Ordinaciones y paramientos de Barbastro. Carmelo Lisón Tolosana considera que el origen de la palabra puede encontrarse en el área pirenaica. En Gascuña y Béarn era también corriente el uso de una palabra etimológicamente relacionada, brouche. Debe tenerse en cuenta que en esta época el Languedoc y la Corona de Aragón eran áreas culturalmente muy relacionadas.
En el País Vasco y en Navarra se utilizó también el término sorgin (/sorguín/ en su pronunciación en español), y en Galicia, la voz meiga.
En latín, las brujas eran denominadas maléficae (singular maléfica), término que se utilizó para designarlas en Europa durante toda la Edad Media y gran parte de la Edad Moderna. Términos aproximadamente equivalentes en otras lenguas, aunque con diferentes connotaciones, son el inglés witch, el italiano strega, el alemán Hexe y el francés sorcière.


hechicero, hechicera
nombre masculino y femenino
  1. 1.
    Persona que realiza actos de magia o hechicería para dominar la voluntad de las personas o modificar los acontecimientos, especialmente si provoca una influencia dañina o maléfica sobre las personas o sobre su destino.
    sinónimos:brujo
  2. 2.
    Persona que en algunas culturas hace predicciones, invoca a los espíritus y ejerce prácticas curativas utilizando poderes ocultos y productos naturales; también suele aconsejar y orientar a las personas que acuden a consultarle.
    sinónimos:brujo
  3. 3.
    adjetivo
    Que atrae de forma irresistible.
    "mirada hechicera; ojos hechiceros"
     

    Hechicero

    Hechicero o Dios Cornudo del Gruta de Trois Frères.
    El hechicero es un individuo al que se le atribuye la capacidad de modificar la realidad o la percepción colectiva de ésta de maneras que no responden a una lógica causal, lo que se puede expresar finalmente, por ejemplo, en la facultad de curar, de comunicarse con los espíritus y/o dioses y de presentar habilidades visionarias y adivinatorias. El hechicero está presente principalmente en sociedades arcaicas, aunque muchas comunidades en la actualidad todavía presentan esta figura encargada de realizar dichas tareas, especialmente en tribus o pueblos originarios que mantienen sus tradiciones y creencias desde la antigüedad.
    En las sociedades primitivas, al hechicero se le atribuían diversas funciones, tales como sacerdote, chamán, mago, curandero o médico, e incluso en algunas culturas se creía también que podían indicar en qué lugar se encontraba la caza y alterar los factores climáticos, razón por la cual ocupaba una posición muy importante en la comunidad.1


     



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