viernes, 15 de noviembre de 2013

PAPA NOEL

Pareciera como si ese personaje gordo y con cara de bueno (que por estas latitudes llamamos Papá Noel) nos acompañara desde que el mundo es mundo. Sin embargo, su imagen no llega a intervenir de las fiestas navideñas sino hasta hace relativamente poco tiempo.
No cabe duda que el tipo tiene carisma; en lo que para la historia de la humanidad es apenas un siglo, la figura del buen hombre de la bolsa, ha logrado acaparar la atención de la fiesta que los católicos realizan conmemorando el nacimiento del niño Jesús. Así, prácticamente todos los niños del mundo, sueñan con una navidad nevada en la que el trineo tirado por renos sobrevuela la ciudad. No importa si en esa ciudad, el 24 de diciembre hace 45º grados a la sombra. El regordete anciano venido del polo norte hará su aparición por la chimenea (si es que la casa posee una) y depositara los regalos cerca del arbolito.
Arbolito al que también le cabría un capitulo aparte.
Pero ¿Quién fue realmente ese viejo de barba blanca y traje rojo que entra a las casas de sus devotos?
El Santa original era nativo de Lycia, un pueblo de la antigua Turquía (S. IV d. C.). Se llamada Nicolás de Bari y en realidad era un sacerdote de contextura física muy diferente a la del San Nicolás que aparece en los shopings. Era alto y delegado, sin embargo fueron conservados dos rasgos importantes de su personalidad: el amor por los niños y su gran generosidad.
Según la leyenda, en una oportunidad, Nicolás supo que uno de sus vecinos se encontraba quebrado económicamente y desesperado por no poseer la dote de su hija que estaba pronta a contraer enlace. Al enterarse de esto, Nicolás entró sigiloso en la casa del vecino y deposito tres bolsas con monedas cerca de la chimenea a modo de milagroso obsequio. La boda se celebró como el padre de la joven deseaba, y desde entonces se comenzó a popularizar la costumbre de intercambiarse regalos para la navidad.
El mercado, apoyado por astutas estrategias marketineras, hizo el resto. El aspecto que hoy posee el tan característico símbolo navideño, debió su origen al arte del caricaturista norteamericano Thomas Nast. De 1863 a 1886 el Santa Claus regordete, de mejillas coloridas, de larga barba blanca y de aspecto risueño y simpático fue el centro de atracción de la revista Harper´s Weekly y de allí salto a las vidrieras de los grandes centros comerciales.
Con orígenes que mezclan el polo norte con la antigua Turquía, la nieve con el calor y la mutación de aspectos físico, Papá Noel, Santa Claus, San Nicolás o como quieran llamarle es sin duda una de las visitas más esperadas del año en todas las casas donde hay niños. Uno de los pocos personajes que entrando de sorpresa, en la noche y mediante métodos pocos convencionales, y que es igualmente bienvenido.
Cualquiera sea la historia que lo trae por nuestros hogares, lo único que realmente deseamos es que no falte en ninguna casa; sobre todo en aquellas donde los chicos empiezan a palpitar su llegada desde, al menos, un mes antes.

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