miércoles, 27 de noviembre de 2013

ESTEREOTIPOS



            ESTEREOTIPO


Según la definición que se recoge en la RAE, un estereotipo consiste en una imagen estructurada  y aceptada por la mayoría de las personas como representativa de un determinado colectivo. Esta imagen se forma a partir de una concepción estática sobre las características generalizadas de los miembros de esa comunidad.
En sus orígenes, el término hacía referencia a la impresión obtenida a partir de un molde construido con plomo. Con el correr de los años, su aplicación se volvió metafórica y comenzó a utilizarse para nombrar a un conjunto de creencias fijas que un grupo tiene sobre otro. Se trata de una representación o un pensamiento  inalterable a lo largo del tiempo, que es aceptado y compartido a nivel social por la mayoría de los integrantes de un grupo.
Los estereotipos pueden ser de tipo sociales  (de acuerdo a la clase social de la que procedan. Ej: chetos), culturales (de acuerdo a las costumbres que tengan. Ej: fascistas) o raciales  (de acuerdo al grupo étnico del que formen parte. Ej: judíos). De todas formas, los estereotipos suelen formarse uniendo estas tres características, por lo que es muy difícil separarlos completamente unos de otros. Cabe señalar también que existen estereotipos vinculados a la religión, como aquel que define a los judíos como avaros.
En el ambiente artístico o literario los estereotipos aparecen como escenas obvias o personajes que abundan en clichés. Las películas norteamericanas, por citar un caso, suelen presentar diversos estereotipos, tales como los relacionados con personas del extranjero, por ejemplo: los villanos antes eran soviéticos, hoy son árabes y los marginales suelen ser latinos.
El uso más frecuente del término está asociado a una simplificación que se desarrolla sobre comunidades o conjuntos de personas que comparten algunas características. Dicha representación mental es poco detallada y suele enfocarse en supuestos defectos del grupo en cuestión. Se construyen a partir de prejuicios respecto a la persona que proviene de una cierta zona del mundo o que forma parte de un determinado colectivo. Dichos prejuicios no son expuestos a la experimentación y por lo tanto, la mayoría de las veces ni siquiera son fieles al bagaje identitario del grupo al que se encuentran ligados.
Por ejemplo: afirmar que los argentinos son soberbios o que los españoles son ignorantes es reproducir un estereotipo que sólo sirve para discriminar y agredir a las personas de dichas nacionalidades. Cuando dichos pensamientos están muy extendidos, la única forma de revertirlos es a través de la educación.
A lo largo de la historia de los países se crean estereotipos que sirven para entender las diferentes etapas y transmitir una versión lineal de la historia. En Argentina alguno de los estereotipos históricos son:
*El Nativo Americano: un estereotipo creado desde la visión de los conquistadores, donde los pueblos originarios eran analfabetos (pese a que en algunos casos tenían una escritura propia), salvajes (sus costumbres, tan alejadas de las que traían los conquistadores, les resultaban imposibles de comprender) e incivilizados (al carecer de ciudades se los consideraba rudimentarios y poco preparados para la vida en sociedad, cuando en realidad los hechos demuestran que este estereotipo estaba muy lejos de la realidad).
*El Gaucho: también desde la visión de los europeos, el estereotipo de los gauchos estaba formado por atributos similares que el de los nativos. De hecho, gracias a la difusión de dichos estereotipos es que este colectivo fue utilizado para luchar a favor de ideas que ciertamente no los representaba.
*Inmigrantes: A partir de la llegada de enormes contingentes de personas que venían en busca de una tierra más próspera donde vivir (segunda mitad del siglo XIX), se creó un nuevo estereotipo en el país, el de los extranjeros, los cuales fueron diferenciados de acuerdo a su lugar de procedencia. Los inmigrantes venidos de España sin importar el lugar exacto de donde partieron, recibieron el nombre de “gallegos” y se los calificaba como poco inteligentes y testarudos. A los italianos se los denominaba “tanos” y se los consideraba como ruidosos y poco trabajadores. A los provenientes de países anglosajones se los llamaba “gringos” y a los rubios, ya fueran suizos, rusos, alemanes, belgas o polacos, “rusos”.

Un estereotipo es la percepción exagerada y con pocos detalles que se tiene sobre una persona o grupo de personas que comparten ciertas características, cualidades y habilidades, y que buscan «justificar o racionalizar una cierta conducta en relación a determinada categoría social».1
Por lo general, cuando en algún caso se concreta es porque ya fue aceptada por la mayoría como patrón o modelo de cualidades o de conducta. Etimológicamente proviene de la palabra griega stereos, que significa sólido, y typos, que significa marca.2 El término se usa a menudo en un sentido negativo, considerándose que los estereotipos son creencias ilógicas que limitan la creatividad y que sólo se pueden cambiar mediante el razonamiento personal sobre ese tema. Los estereotipos son alegatos comunes del pasado. Incluyen una amplia variedad de alegaciones sobre diversos grupos raciales y predicciones de comportamiento basadas en el estatus social o la riqueza. Son esquemas de pensamiento o esquemas lingüísticos pre construidos que comparten los individuos de una misma comunidad social o cultural.3


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