viernes, 9 de mayo de 2014

san vicente ferrer



Vicente Ferrer (santo)


Vicente Ferrer OP (Valencia, 23 de enero de 1350 – Vannes 5 de abril de 1419), en valenciano Vicent Ferrer, fue un dominico valenciano, taumaturgo, predicador, lógico y filósofo.
Es el patrón principal de la Comunidad Valenciana; en su conmemoración se levantan en las calles de Valencia escenarios llamados "altares", donde son representadas por niños escenas de su vida y milagros. Es un santo muy apreciado en la mayoría de los lugares que recorrió en sus viajes de predicación.
Conocido cariñosamente como "Sant Vicent el del ditet", debido a que, según leyendas populares, logró varios milagros alzando su dedo índice, siendo así representado en su iconografía; también es representado por "alas", porque está considerado como el "ángel del Apocalipsis", ya que él mismo se consideró un "legatus a latere Christi" y anunció en numerosas ocasiones la inminente llegada del Anticristo y el fin del mundo, tal como hizo, por ejemplo, en los varios sermones que predicó en la ciudad de Toledo en el año 1411.
Asimismo, sus predicaciones por diversas ciudades de Europa, sobre todo en Italia, fueron constantes a raíz de la célebre visión que tuvo en la ciudad de Aviñón en el año 1398. Era seguido por multitudes que lo acompañaban en sus itinerarios, entre ellas un séquito de flagelantes que se azotaban las espaldas como purga de sus pecados. Solía viajar subido sobre un asno y se alojaba en los conventos de frailes dominicos de las ciudades y pueblos en donde predicaba.
Multitud de ermitas y altares recuerdan en muchos rincones de la Europa occidental, anécdotas históricas o apócrifas, la multitud de milagros realizados por el santo en su largo camino de predicación o reliquias de San Vicente.
Muy importante fue su activa y decisiva participación en el Compromiso de Caspe, en donde fue elegido como rey de Aragón Fernando de Antequera, de la dinastía Trastamara procedente de Castilla.

Milagros de San Vicente

Los Milagros de San Vicente ferrer, conocidos popularmente y por sus autores como Milacres de San Vicent de Ferrer (lengua valenciana), son representaciones teatrales infantiles que se realizan en las calles de Valencia, en unos escenarios artesanales decorados con temática religiosa conocidos como Altars de San Vicent (altares de San Vicente)., Los niños interpretan, con ropas de época, distintos milagros realizados por San Vicente Ferrer. Algunos autores los califican como una «ignorada joya del teatro infantil español».
Las representaciones se realizan durante las fiestas patronales del santo y siempre tienen como pieza argumental algún milagro.
Rasgos diferenciales:
    Ferrer.jpg
  • Son representados por niños (carácter infantil)
  • Interés monográfico por la figura de San Vicente Ferrer.
  • presentación del tema religioso con aire de exaltación cívica.
Estarían relacionados con otras tradiciones similares del ámbito europeo como el canto de Sibila, canto de los tropos, la fiesta del obispillo, las rocas o entremeses. Pero los Milacres son auténticas obras de teatro, por su estructura y desarrollo como espectáculo.
El interés por la figura de San Vicente vendría dado por la popularidad que alcanzó el Santo Patrono del Reino de Valencia y por el papel que representó en vida, tanto en el terreno cívico como político, y como símbolo de los ideales político-religiosos de las gentes del Reino de Valencia, así como que este viva en el período de esplendor del mismo.

Los altares vicentinos se remontan al siglo XV. En 1461 Juan Garrigues levantó el primero en la calle del Mar de Valencia, según escritura copiada por Orellana
Según la tradición en 1359 San Vicente Ferrer, niño de 9 años, realizó el milagro de curar unas apostemas malignas a Antonio Garrigues que vivía en la plazoleta "dels Ams" (Anzuelos) y era vecino del padre de Vicente (Notario).
Tras ser canonizado Vicente Ferrer, Juan Garrigues, hijo de Antonio, quiso recordar el milagro y para ello consiguió autorización para levantar un altar junto a su casa. El altar consistía en una imagen del santo y una inscripción. Con el paso de los años se fueron añadiendo elementos, flores, telas preciosas, figuras representando los milagros conocidos,...
Lo que en un principio era algo personal fue adquiriendo carácter público y ya los clavarios modificaban la instalación y añadían versos.
Esta práctica se extendió por las calles de Valencia pese a las protestas de los vecinos de la calle del Mar que lo consideraban algo suyo. Con el tiempo se levantaron altares también en honor a la Virgen y otros santos.
La abundancia de altares desde 1598 esta documentada en diversas ocasiones, lo que demuestra su continuidad en el tiempo.
En 1748 Fernando VI, establecía que no se erigiesen altares en las vías públicas, ni que se formasen retablos u otros elementos, pero ese mismo año, el 2 de abril, una Real Provisión exceptuaba de la prohibición al altar de la calle del Mar. La orden real pedía ayuda a las autoridades municipales para que se llevara a efecto, alegando que se perdía mucho tiempo y horas de trabajo por la abundancia de altares, así como por la duración de los festejos con vaquillas, toros encordados, disparo de tracas, etc.
En 1757 el altar del Mar publica las poesías que se utilizaron en las fiestas de ese año. Son muchos los ejemplos de la poca perseverancia que tuvieron las autoridades locales para hacer cumplir la orden real. Las prohibiciones volvieron a sucederse en 1756, 1765, 1777 y 1797, en este caso la prohibición hace mención al altar de la plaza del Mercado que había solicitado autorización para realizar la representación como todos los años venia haciendo.


     Los milagros de Vicente Ferrer son uno de los grandes fenóme­nos que la cristiandad ha aportado a la historia de la humanidad. En vida su popularidad fue exorbitante y su santidad posterior se vio aumentada por la devoción y la leyenda. La editorial Bromera en catalán y Agbar en castellano han publicado San Vicente Ferrer. Vida y leyenda de un predicador, del escritor, antropólogo y pro­fesor Joan Francesc Mira. Lujosamente editado, el libro nos acerca a la inconmensurable figura de un hombre que va más allá del san­toral. Mira explica, desde una distancia laica y una curiosidad de compatriota, la vida de 'mestre Vicent'. Con una prosa efectiva desmenuza la leyenda de la historia, para afirmar que el santo eu­ro­peo de Valencia es tan fascinante y extraordinario como su pro­pio mito.

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