En los comienzos de la Iglesia la pena habitual por herejía era la excomunión. Cuando los emperadores romanos convierten el cristianismo en religión estatal en el siglo IV, los herejes empiezan a considerarse enemigos del Estado. En su momento San Agustín aprobó con reservas la acción del Estado contra los herejes[cita requerida].
En respuesta al resurgimiento de la herejía de forma organizada, se produce en el siglo XII en el sur de Francia un cambio de opinión dirigida contra la doctrina albigense, la cual no coincidía con los puntos de vista de la Iglesia católica con relación al matrimonio y otras instituciones de la sociedad. Como reacción, el papa Inocencio III organizó una cruzada contra los albigenses promulgando una legislación punitiva contra ellos. Sin embargo, los esfuerzos iniciales destinados a someter la herejía no estuvieron bien coordinados y fueron ineficaces.
Para los no-Católicos la Inquisición
es un escándalo. Para los Católicos una vergüenza.
Y para todos, una confusión.
Entonces, hay que saber y tener en cuenta
que la historia sobre la Inquisición ha sido escrita en
su mayor parte por los detractores y enemigos de la Iglesia Católica.
Y he allí el primer problema de apreciación.
“Inquisición” significa
investigación. Pero ha sido tan extendida la crítica
a la Inquisición, que en el léxico común se ha tomado
esta palabra como sinónimo de intolerancia, fanatismo, crueldad,
averiguación injusta, etc.
Históricamente fue un tribunal legal
de la Iglesia, el cual era administrado en cooperación con la autoridad
civil, con el fin de investigar y sentenciar a personas que profesaban
o eran acusadas de alguna o algunas herejías.
La Inquisición fue y sigue siendo un tribunal
polémico para el gran público. Los historiadores se han ocupado de esta
institución de modo científico y sin prejuicios ideológicos,
especialmente desde un Congreso internacional celebrado en Cuenca en
1978. Recientemente la Santa Sede ha convocado en Roma a expertos de
diversos credos y nacionalidades para clarificar la actuación histórica
del Santo Oficio. Sobre este argumento responde para Escritos ARVO,
Beatriz Comella, autora del libro La Inquisición española (Rialp, 1988;
3ª edición en noviembre 1999).
¿Cuándo y por qué nació el tribunal de la Inquisición?
El primer tribunal inquisitorial para juzgar delitos
contra la fe nació en el siglo XIII. Fue fundado por el Papa Honorio III
en 1220 a petición del emperador alemán Federico II Hohenstaufen, que
reinaba además en el sur de Italia y Sicilia. Parece que el emperador
solicitó el tribunal para mejorar su deteriorada imagen ante la Santa
Sede (personalmente era amigo de musulmanes y no había cumplido con la
promesa de realizar una cruzada a Tierra Santa) y pensó que era un buen
modo de congraciarse con el Papa, ya que en aquella época el emperador
representaba el máximo poder civil y el Papa, el religioso y, era
conveniente que las relaciones entre ambos fueran al menos correctas. El
romano pontífice exigió que el primer tribunal constituido en Sicilia
estuviera formado por teólogos de las órdenes mendicantes (franciscanos y
dominicos) para evitar que se desvirtuara su misión, como de hecho
intentó Federico II, al utilizar el tribunal eclesiástico contra sus
enemigos.¿Cuándo y por qué nació el tribunal de la Inquisición?
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